La gesta del Sideral 231: sin luces, sin electrónica, sin piloto automático

Por Carlos Martínez ( Canariaswaypoint)
Oliver Bravo de Laguna regresa a casa, tras llegar a Genova y concluir con una victoria en la clasificación general y prototipo en el Gran Prix d´Italia, junto a Andrea Fornaro en el Sideral 931.
Cansado, muy cansado, en la guagua de regreso a Barcelona desde donde volara a Las Palmas nos ha contado la cara oscura de esta regata, lo que no veíamos en primera persona.
Recuerda como la llegada a Génova de Andrea fue muy dura, pues el transporte del barco tardó varios días, además, tuvo la mala fortuna de romper el botalón. El botalón es una pieza fundamental e imprescindible en un barco de la clase Mini Transat 6.50. Es un tubo de fibra de carbono de más de 3 metros de longitud, que sirve para amurar los espinaker asimétricos, los genaker y code 0. Todas son velas de proa, imprescindible en este tipo de regata.
Prisas, muchas prisas, para repararlo, llevarlo a Génova e instalarlo a bordo. En fin, un duro trabajo que Andrea soportó estóicamente, lo que me recuerda sus palabras en una entrevista que dio previa a la salida … Estaba loco por cruzar la línea de salida, muy cansado de tanto trabajo, ansiaba estar en el mar, a fin de cuenta estaba allí para eso y en ese elemento es donde más cómodo se encontraba.
Ya hemos comentado los primeros compases tras la salida. Cómo Andrea y Oliver vieron claro la opción Oeste, por la que apostaron firmemente, pero en la segunda jornada, al arrancar el generador de corriente para cargar las baterías, un cortocircuito provoca la avería, ágilmente Oliver consigue desconectar el cable cortocircuitado, que estaba casi incandescente, sufriendo una quemadura en la mano. Andrea muy al tanto de todo, con un pantalón consigue terminar de zafar el cable. Esto provoca, la ausencia de medios de recargas de las baterías, tan necesaria para la navegación en solitario y/o en dobles. Así la navegación se hace más dura, totalmente manual y muy física.
El paso por barlovento de la isla de Córcega se realiza con viento fresco, lo que hace avanzar muy bien el barco, pero sufren la segunda avería importante.
Rompen los sables 1 y 2 de la vela mayor, como navegaban bien, deciden continuar con los sables rotos, pero pasan a modo conservador. El objetivo principal de la regata es terminarla, eran necesarias todas las millas para que Andrea pueda calificar su barco de cara a la regata Mini Transat.
Los chicos sabían, que al pasar el estrecho de Bonifacio el viento caería. Parece increíble, pero en aquellos momentos deseaban que una encalmada les atrapara, era su oportunidad para bajar la vela mayor y reparar los dos sables con una apaño de fortuna con un sable de respeto que llevaban a bordo.
Solventado este problema, pasan el ultimo waypoint (control de paso de la isla de Giannutri) en primera posición, pero sufren la tercera avería importante: se quedan sin electricidad y sin electrónica y toda información ayuda a la navegación a bordo se pierde. De día era mas o menos llevadero, pero de noche, sin visibilidad alguna, ver los catavientos de las velas o percibir el viento era tarea de Titanes.
Nuevamente, como comentábamos, la opción Oeste, sin luces, sin electrónica, sin piloto automático, pero con muchas ganas e ilusión consiguen lleva al Sideral 931 a la línea de llegada en primera posición, en 5 días 16 horas y 45 minutos.
Pero con la satisfacción y el orgullo del muy buen trabajo que han hecho.
Andrea Fornaro, su padre, su esposa e hija, en fin, toda su familia y la de Oliver, se merecen esta victoria.
En nombre de Andrea, de Oliver, en el mío propio y en de todo el equipo Sideral Andrea Fornaro Mini Transat 2017, queremos agradecer el seguimiento y todo el apoyo recibido en esta regata.